Tus recuerdos

No importa lo lejos que vayas.

O lo rápido que camines.

Tus recuerdos nunca te abandonan.

Tus recuerdos no son entes sin fuerza que se quedan retardados si tú corres.

No puedes embalarlos en una caja y guardarlos en un trastero.

No son sombras que puedas tratar de rehuir.

No permanecen en otra ciudad si tú te vas.

No se quedan fuera de los controles si te marchas del país.

Tus recuerdos no caben por el sumidero.

Es imposible deshacerte de ellos.

Es inútil.

Sólo puedes reconocerlos e invitarlos a tomar té.

Ofrecerles azúcar o sacarina.

Charlar con ellos para comprenderlos y acabar aceptándolos.

Queriéndolos.

Y de tanto cariño, un día se diluirán.

Dejarás de verlos aunque estén.

Y esto es lo máximo a lo que puedes aspirar con tus recuerdos.

NARUMI

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